Como un susurro al final del día, este stout te envuelve en capas de dulzura tostada. Café intenso y redondo, coco suave que acaricia el paladar, y vainilla cálida como una manta de madrugada.
Cremoso, profundo, reconfortante: un postre líquido para tomar sin prisa, cuando la ciudad duerme y sólo quedan las luces bajas y el murmullo del vaso.